Estamos por terminar un nuevo año, tiempo en el que por alguna razón evaluamos lo que hemos hechos, lo que hemos experimentado, sufrido o gozado durante todo este año.
Seguramente tuvimos momentos muy difíciles, otros en donde parecía que nuestra fe se debilitaba, quizá tuvimos que pasar por experiencias dolorosas y crisis que golpearon nuestra vida de una forma muy fuerte. Sin embargo también si hacemos memoria recordaremos momentos de sonrisas, de alegría, de gozo, de emoción, esos momentos que no olvidaremos, quizá en donde recibimos una respuesta que tanto esperábamos o en donde Dios nos sorprendió con algo mejor de lo que creíamos merecer.
Año nuevo, pues, puede significar, para muchos de nosotros, vida nueva. Pero sólo para quienes sabemos que no es el tiempo el que hace la diferencia, sino la oportunidad que éste nos brinda para crecer a partir de lo que ya hemos logrado, para corregir nuestros errores y empezar a caminar en la dirección correcta para conquistar nuestros anhelos. Año nuevo es vida nueva sólo para quienes queremos ser mejores cada día, para los que queremos crecer y construirnos una vida plena en todos sus aspectos. Para los que sabemos que, con nuestro esfuerzo cotidiano, podremos lograr lo que queremos.
Hoy podemos proponernos no volver a cometer en este nuevo año que va a comenzar los mismos errores que cometimos en este que estamos terminando. Los errores sirven para eso, para hacernos mejores, para enseñarnos las formas de cómo no hacer las cosas y de cada uno de ellos debemos aprender.
Casi todos hemos establecido, alguna vez, propósitos de año nuevo; y la verdad es que pocas veces los cumplimos: por lo general los terminamos por abandonar o incluso olvidar, antes de que termine el mes de enero, es decir: no sabemos cómo lograr nuestras metas.
No sé si se han dado cuenta, pero casi siempre los propósitos que nos hacemos son los mismos: reducir nuestras deudas, tratar de ahorrar más, bajar de peso a través de una dieta, o bien hacer más ejercicio, es decir, año con año tratamos de hacer lo mismo, y nunca nos funciona.
¿Cómo es que ahora tenemos la esperanza de conseguir resultados cuando nunca lo hemos logrado?
Lo que necesitamos es, entonces, un cambio de estrategia. Hacer cosas distintas, para obtener resultados diferentes. Y ahora sí alcanzarlas.
Así que si todavía no estableces tus propósitos para 2016, te compartimos 10 que deben estar en tu mente y que te harán una mejor persona.
1.- Confiar en Dios.
2.- Aumentar la productividad en mi trabajo.
3.- Tomar más agua – Comer más saludable.
4.- Dedicar más tiempo a mis hijos.
5.- Dejar de fumar.
6.- Ahorrar dinero – Pagar mis deudas.
7.- Hacer algo bueno por alguien todos los días.
8.- Ser más cariñoso(a) con mi pareja.
9.- Vivir con menos estrés – Sonreír más y quejarme menos.
10.- Bajar de peso – Hacer ejercicios.
Por: Servicios Generales.